Sin duda, este ha sido un proyecto muy especial. Tuve el honor de ser seleccionada entre los artistas en residencia para el 2024-25 UETF Resiliency Residency de la ciudad de Albuquerque, en Estados Unidos. Esta organización da la oportunidad a artistas de poder desarrollar proyectos e ideas que quieren llevar a cabo y les brindan su apoyo para el proceso.
Tenía claro desde el principio que quería centrarme en crear una pieza por farruca, que es un palo del flamenco que me fascina. Durante el proceso he podido profundizar en su etimología y origen, he disfrutado aprendiendo de bailes por farruca de bailaores referentes y he indagado en sus formas.
Este palo es de carácter triste y profundo y requiere de una técnica depurada para poder defenderlo. Las horas en el estudio buscando posibilidades, dibujando formas y llevando el cuerpo al extremo han sido realmente enriquecedoras. Esta farruca explora el impacto del dolor y la pérdida, haciendo del proceso la parte más intensa.
Es difícil dejarnos sentir, es difícil transitar un duelo. Los procesos emocionales que se viven tras una pérdida son únicos, íntimos y muy personales. En el proceso de creación he podido transitar desde la tristeza y la negación hasta la ira y la aceptación. Lo bonito que tiene el arte, y, en este caso el flamenco, es que permite que podamos hablar sin decir ni una sola palabra.
El resultado es este corto, lleno de autoaprendizajes, de búsqueda y de esperanza. Me siento profundamente agradecida con la organización: Public Art Urban Enhancement Division de la ciudad de Albuquerque, con Madrone Matishak, encargada de proyectos especiales y con el National Institute of Flamenco. Gracias a todos por vuestro apoyo.
